E.S.E. Hospital Universitario del Caribe

Vigilante del HUC

Manuel Montero Pedroza

Manuel Montero es uno de los guardas que están pendientes de la seguridad tanto de los pacientes como del resto del personal administrativo y asistencial de la ESE Hospital Universitario del Caribe. Diariamente recorre cerca de 27 kilómetros en su motocicleta desde su natal Villanueva (Bolívar) hasta el centro asistencial, y la misma distancia de regreso. Son casi una hora por trayecto, si es que los trancones no lo atrasan más, así que debe levantarse muy temprano para cumplir con el horario que le han asignado en su puesto de trabajo.

Estudió el bachillerato en el Colegio Departamental de Villanueva. Luego se fue a prestar el servicio militar en la Infantería de Marina y más tarde llegó a ser parte de las fuerzas armadas de Colombia como soldado profesional. Sin embargo, la vida como uniformado no le gustó mucho y se retiró para apoyar a su padre, quien manejaba en ese entonces un bus de servicio público que cubría la ruta Villanueva – Cartagena.

Empezó a trabajar como guarda de seguridad en la ESE Hospital Regional de Bolívar (Villanueva), de allí pasó a la Clínica de Maternidad Rafael Calvo, siendo funcionario de la empresa de seguridad Atenas y con ellos continuó vinculado prestando sus servicios en la Clínica la Misericordia. Finalmente llegó al HUC, donde lleva dos años y medio al servicio de la seguridad de este centro asistencial a través de la empresa  Caxar LTDA.

Vive con Edilma, con quien tiene una familia bastante numerosa. En sus ratos libres aprovecha el tiempo para compartirlo con sus hijos y le gusta ver televisión. Cuando estaba más joven fue beisbolista, vinculado al equipo de la Universidad de Cartagena.

“Me he sentido muy bien trabajando aquí en este hospital. Nosotros debemos saber cómo tratar a las personas, siendo amables y haciendo las cosas con ética y manejando mucho la calma, siempre queriendo ayudar y ofrecer lo mejor para que los pacientes y sus familiares se sientan bien”, expresó Montero.

Explicó que “en Urgencias a veces llegan pacientes de muy mal humor y alterados, con ganas de que los atiendan enseguida y tratando a la gente de manera grosera. Entonces yo los llamo por acá aparte y les digo que hagan las cosas con calma y los trato de tranquilizar”.

Aseguró que hay situaciones difíciles que a ellos les toca presenciar en su puesto de trabajo. Recuerda que en una ocasión llegó un joven con un dolor fuerte a Urgencias. Al rato se supo que él había muerto y sus familiares empezaron a llorar y a ponerse mal. “En ese momento yo hablé con uno de ellos y traté de tranquilizarlo y consolarlo, porque esas son situaciones difíciles por las que a veces pasamos todos los seres humanos. En esos momentos uno necesita valor y que alguien nos consuele”, comentó.

“Este trabajo nos exige bastante calma, astucia, incluso malicia; porque nunca se sabe quién es el que entra a este lugar, si es paciente o qué. Pero a pesar de todo eso, no cambiaría este sitio por irme a otro. De la empresa me han dicho que si quiero cambiarme a otro lugar y les he respondido que no, aquí me siento bien”, concluyó el guarda Montero.

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