‘La Chiqui’, como es conocida popularmente en la ESE Hospital Universitario del Caribe, es una mujer guerrera, quien nos ha demostrado que con ganas, verraquera, trabajo y optimismo sí se pueden alcanzar las metas que tengamos. Es la supervisora del personal dedicado a los Servicios Generales en el HUC. Pero no siempre ha estado al frente de esa labor. Ingresó hace 13 años a este centro asistencial y trabajó realizando el aseo de las diferentes áreas, tanto asistenciales como administrativas. Después de ocho años de duro trabajo y de prepararse en varios cursos, fue ascendida al cargo que tiene ahora.
Nació y vive en Arjona (Bolívar), lugar de donde se desplaza diariamente para estar aquí a las 5:00 a.m. y cumplir con sus labores. En vista de esto, su día empieza muy temprano (3:00 a.m.). Lo primero que hace, después que se levanta en la madrugada, es orar a Dios y enseguida se pone a preparar el café, el cual nunca debe faltar en su mesa. Atiende a su hijo menor de 14 años de edad para que se marche hacia la escuela. Sus otros dos hijos ya son adultos. El mayor, Fabián, tiene 23 años y se encuentra en Bogotá estudiando. La que le sigue es Katia Milena, de 20 años, y estudia en el SENA.
Tiene un grupo de 46 empleados a su cargo en el hospital que se dedican al mismo oficio que ella por varios años también realizó. Nos cuenta que debido a la separación de sus padres, desde muy joven le tuvo que ayudar a su madre a mantener el hogar. Así que se dedicó como empleada doméstica a trabajar para varias familias de Arjona, tal como lo hacía su progenitora. Tiempo después, un amigo de la familia le aconsejó que hiciera unos cursos que estaban dictando para escoger el personal de servicios generales del HUC, el cual abriría sus puertas en pocos meses. Así que no lo dudó un segundó y emprendió esa carrera que la ha llevado a donde hoy está.
“Uno tiene siempre que ponerle las ganas y entusiasmo a las cosas. Yo quiero mucho lo que hago y me esmero por alcanzar lo que me propongo. Amo mi trabajo en este hospital y lo disfruto, a pesar de las dificultades que se presentan a veces. Es un trabajo exigente, pero aprendemos mucho”, explicó.
En sus ratos libres se dedica a ver jugar softbol y béisbol. De hecho, en su etapa escolar estuvo en la liga de softbol de su tierra natal. De otro lado, también nos cuenta que su apodo se lo dieron los médicos y demás funcionarios del hospital cuando realizaba sus labores en servicios generales. Debido a su corta estatura y al no recordar su nombre le decían ‘La Chiquita’. Con el tiempo todo el mundo empezó a llamarla cariñosamente ‘La Chiqui’.
“En el hospital hay días distintos, algunos calmados y otros movidos. Uno cuando le tiene amor al trabajo no siente cansancio, todo lo contrario, aprendemos cada vez más. El día a día en este hospital nos enseña a crecer y a valorar las cosas, por muy pequeñas que sean. Yo he aprendido mucho en este lugar y me encuentro orgullosa y agradecida porque aquí he logrado bastante”, aseguró ‘La Chiqui’.
“En nuestro camino vamos a encontrar personas que nos dirán que no somos capaces para alcanzar nuestras metas. Nosotros debemos ser guerreros y optimistas. Con amor, esfuerzo y ganas podemos alcanzar todo lo que nos propongamos”, finalizó.